Cada familia debe ser una escuela donde los padres y los hijos puedan reflexionar y aprender juntos.
Anónimo
En el mundo de las redes sociales alguién escribio: “Querida Familia es un pleonasmo o debería serlo*", dando por sentado que a todos sus miembros se les debe querer por el simple hecho de provenir de la misma estirpe, es decir por ser familia. Como si en los afectos mandara la razón y no el corazón.
La familia es el lugar donde el amor se revela en su mas elevado sentido, donde se ama a la persona humana absolutamente, sin cortapisas, sin condiciones, simplemente por el hecho de ser, de existir. La familia es el hospital donde se curan las heridas del alma, por mas profundas que estas sean, es el remanso de paz al que se llega después de una ardua jornada, es la ciudad fortificada en donde se esta protegido y seguro, es la casa paterna a la que uno debería volver siempre seguro y feliz, con la certeza de que siempre será bien recibido independientemente de las circunstancias particulares de cada individuo.
Amar significa dar y recibir lo que no se puede comprar ni vender, sino sólo regalar libre y recíprocamente. Gracias al amor, cada miembro de la familia es reconocido, aceptado y respetado en su dignidad. Del amor nacen relaciones vividas como entrega gratuita, y surgen relaciones desinteresadas y de solidaridad profunda. Como demuestra la experiencia, la familia construye cada día una red de relaciones interpersonales y educa para vivir en sociedad en un clima de respeto, justicia y verdadero diálogo (Catequesis Preparatoria del VI Encuentro Mundial de las Familias, México 2009)
Pero qué pasa cuando los miembros de la familia son “amados” sin ser reconocidos, aceptados y respetados en su dignidad como persona humana, y se les exige amor incondicional hacia los demás, mientras sistemáticamente desde su más temprana niñez se les ofende y recriminan una serie de situaciones que no están en capacidad de entender y mucho menos analizar, provocando serias heridas emocionales y en etapas posteriores tienen que resistir el juicios sumario de padres y hermanos, simple y llanamente por haber decidido tomar las riendas de su vida y desarrollarse de acuerdo a su propio plan.
Cuando se vive en una dinámica familiar en la que la crítica y la diatriba son por sistema, en donde el sujeto sabe que todo lo que diga, haga o piense será utilizado en su contra cuando así convenga, que sus errores serán recordados y sus aciertos siempre olvidados y que solamente se le buscará e incluirá como “familia” en función de la utilidad que tenga para los demás y los intereses personales de estos y no sobre la base del amor
Ante los escenarios anteriormente expuestos habitualmente hay dos tipos de respuesta: La primera es aplicar la estrategia “Todos estamos bien” que consiste en fingir que no pasa nada y continuar viviendo en esa vorágine de emociones y sentimientos encontrados que tarde o temprano pasarán factura, con un costo afectivo demasiado alto. La segunda es amurallarse, alejarse mental y hasta físicamente de ese ambiente en que sentó sus reales la falta de respeto y caridad; así una vez aislado iniciar el arduo proceso de sanar heridas, encontrarse a sí mismo, conocerse, perdonarse y amarse, para posteriormente entender que es muy difícil que la gente cambie y aceptarla tal cual es y si así lo desea en un acto de total lucidez restablecer la convivencia familiar, bajo los principios por el establecidos, siempre consciente de que tiene el control para decidir en que momento emprender la graciosa huída o tal vez la apasionada entrega, esta estrategia es tan compleja que muchas personas jamás tendrían la osadía de intentarla. Vale la pena tomar el reto, no negarse la autoabsolución y saberse gozosamente enamorado de uno mismo.
Cada día es una nueva oportunidad de empezar, nunca es tarde para reconocer, aceptar y respetar a los abuelos, padres, hijos, hermanos, tíos, nueras, yernos, nietos y sobrinos, de tal manera que el amor y la caridad entre ellos permita retomar una relación desinteresada y solidaria en la que todos sean mas y mejores personas.
Solamente así retomando la convivencia basada en el amor conyugal, parental y fraterno así como en el respeto recíproco, se podrá dejar de ser “Solamente Familia”, para llegar a ser “Querida Familia”.
*Tania Valladares "Mala Calaña" (Gracias)
Eso de que "Querida Familia" es un pleonasmo, me suena, jajaja, buena entrada Doc :)
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